viernes, julio 31, 2009

Contaminación en los estados de Veracruz, Yucatán y Guanajuato

Aleira Lara Galicia
Coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos
Greenpeace México A.C.


El gobierno mexicano le hace el juego a la industria biotecnológica, ya que a pesar de que en múltiples ocasiones se han denunciado las fuentes de contaminación transgénica de nuestro maíz mexicano, éste ha hecho caso omiso y, peor aún, pugna por legalizar la liberación de transgénicos en nuestro país.

En un reciente estudio publicado en la revista científica PloS One un grupo de científicos, entre ellos la Dra. Elena Álvarez Buylla quien coordinó el estudio, el Dr. Antonio Serraros y la investigadora Alma Piñeyro, dieron a conocer la dispersión de transgenes a través de sistemas gubernamentales de distribución de semillas.

El equipo de científicos encontró contaminación en los estados de Veracruz, Yucatán y Guanajuato. El 5 por ciento de las semillas muestreadas en el ámbito nacional tuvieron presencia de transgenes. Regionalmente se encontró el mayor porcentaje en el Sureste (13 por ciento) donde programas como Kilo por Kilo son los responsables de llevar hasta esta región la contaminación transgénica.

En el norte del país la fuente de contaminación proviene de la semilla para siembra que se importa de Estados Unidos. Lo cual se ha dado a conocer también en reiteradas ocasiones por organizaciones de productores maiceros y por Greenpeace.

Es alarmante que tanto las semillas híbridas de las empresas como Monsanto, y las que utiliza el gobierno en sus programas, estén contaminadas con transgénicos. Exigimos al gobierno mexicano la prohibición de siembras de maíz transgénico y que asuma un compromiso con el medio ambiente, con los productores y consumidores mexicanos en lugar de complacer los negocios de las empresas biotecnológicas.


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Greenpeace México A.C.
Santa Margarita No.227
Col. Del Valle
Del. Benito Juárez
CP 03100, México, DF
t (55) 56 87 95 95 Ext. 222
f (55) 56 87 90 30

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Otra entrevista a Seralini

Entrevista a Gilles-Eric Séralini, Biólogo molecular




Escrito por Ana Tagarro
Jueves, 09 de Julio de 2009 01:00

altGilles-Enric es uno de los mayores expertos en transgénicos y asesor de la Unión Europea sobre el tema. Es también una pesadilla para la industria por exigir que se hagan con ellos las mismas pruebas que con los fármacos. En su laboratorio de Caen, Francia, nos explica por qué deberíamos prestar más atención a lo que comemos.

En 1980, la Corte Suprema de Estados Unidos aprobó por cinco votos contra cuatro el derecho a patentar «un microorganismo vivo hecho por el ser humano». La decisión respondía a una solicitud de General Electric para explotar comercialmente una bacteria y abrió la puerta a una de las mayores revoluciones alimentarias y económicas de todos los tiempos: la patente de semillas. De hecho, sentó las bases para que ocho corporaciones de la industria farmacéutica y química iniciasen la conquista del suministro mundial de alimentos. Al margen de las consideraciones éticas sobre la manipulación de la naturaleza, esta actividad plantea una cuestión de salud. Y aquí es donde ‘desembarca’ el biólogo molecular Gilles-Eric Séralini, 49 años y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Nos recibe en la Universidad de Caen, Normandía, donde es profesor. Sus estudios sobre OMG (organismos modificados genéticamente) vienen avalados por las tres revistas científicas más prestigiosas de Estados Unidos que los han publicado y por ser uno de los cuatro consultores de la Unión Europea sobre transgénicos. Habla en un tono didáctico, de maestro, pero también con la vehemencia de quien está acostumbrado a las críticas. Empieza la clase.


XLSemanal. Por ubicarnos: si yo le digo que acabo de desayunar café con leche, tostadas, jamon de york y fruta, ¿he comido ya algún alimento transgénico?

Gilles Séralini. No directamente. En Europa, hasta ahora, se han evitado los transgénicos en la comida humana. El OMG más extendido es la soja importada del continente americano (especialmente de Estados Unidos, Argentina y Brasil) para alimentar el ganado: terneros, cerdos y pollos. No es que el jamón o la leche sean transgénicos, sino que los animales de donde salen son alimentados con pienso transgénico. La soja representa el 65 por ciento de los cultivos transgénicos (y me gustaría aclarar que no tiene nada que ver con la soja de los restaurantes chinos) y, además de para pienso, se usa para hacer lecitina, un emulgente de las grasas que se encuentra en el 80 por ciento de la comida ‘industrial’, como la bollería, las salsas, las harinas… Luego está el maíz, que sirve para alimentar animales y para extraer un azúcar que puede ser utilizado como edulcorante en bebidas gaseosas. Es decir, estamos ingiriendo residuos de transgénicos.

XL. Visto así, parece que es un peligro menor, que nos afecta ‘relativamente’…

G.S. Pues no es así. Todo lo contrario. Mire, es la primera vez en la historia de la humanidad que somos capaces de modificar el patrimonio hereditario, genético, de las especies vivas. Y esto se ha producido en un escenario industrial a una velocidad industrial. El problema con los transgénicos y la razón de que no sea un mal menor es que el salto que se ha dado del laboratorio al supermercado se ha hecho sin los plazos ni las pruebas adecuadas.



ENLACE:
http://www.redpermacultura.org/articulos-categorias/1-articulos-varios/896-gilles-eric-seralini-biologo-molecular-el-cancer-y-la-infertilidad-estan-relacionados-con-los-productos-quimicos-que-ingerimos-con-la-comida.html

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miércoles, julio 29, 2009

13 millones de españoles viven en territorios que rechazan oficialmente los transgénicos


El rechazo a la introducción de los organismos modificados genéticamente, conocidos como transgénicos en nuestra agricultura y alimentación es cada vez más evidente. Y una de las vías para expresar la oposición social son las declaraciones institucionales de Zonas libres de Transgénicos u otro tipo de iniciativas de las autoridades locales y regionales contra estos cultivos.

Son ya cinco las Comunidades Autónomas, más de 150 municipios, diputaciones provinciales o cabildos insulares que han dado el paso. Son ya 13 millones de personas las que viven en territorios declarados libres de transgénicos.

Frente a la imposición de los organismos modificados genéticamente en nuestra agricultura y alimentación, cada vez son más las instituciones europeas y españolas que expresan el rechazo ciudadano a través de declaraciones institucionales. Las Comunidades Autónomas de Asturias, Canarias, Galicia, Baleares y País Vasco, más de 150 municipios, los cabildos y consejos insulares de Mallorca, Menorca y Lanzarote y muchas otras instituciones [1] se han sumado ya a las más de 200 regiones y 4.500 autoridades locales europeas [2] que están reclamando su derecho a decidir sobre la introducción de transgénicos en su agricultura y alimentación.

Recientemente el Parlamento Gallego aprobó una proposición con apoyo del PP, PSOE y BNG que instaba a la Xunta a que “no contemple la producción de cultivos transgénicos destinados a consumo humano y animal”. Entre los últimos municipios que han dado este paso, para exigir su derecho a defender su medio ambiente y la salud pública, están Rivas Vaciamadrid (Madrid), Daimiel (Ciudad Real), Molinillo (Salamanca), Forcarei (Pontevedra), Camas (Sevilla) o la Comarca de la Sierra del Segura (Albacete).

“La declaración de una zona como libre de transgénicos expresa a nivel institucional el rechazo ciudadano. Y son una señal clara para la industria, que pretende a toda costa introducir unos productos para los que no existe demanda” afirmó David Sánchez, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra.

España es, desde 1998, el único país de la UE que cultiva transgénicos a gran escala. Frente a las casi 80.000 hectáreas cultivadas con maíz transgénico en 2008 en nuestro país, son ya seis los países que han prohibido de forma oficial su cultivo: Austria, Hungría, Luxemburgo, Grecia, Francia y recientemente, Alemania. Polonia e Italia mantienen también moratorias. Estos países han prohibido el cultivo de transgénicos por sus impactos ambientales, la falta de estudios sobre efectos a largo plazo para la salud humana o la imposibilidad de controlar su dispersión y evitar la contaminación de los cultivos ecológicos y convencionales.

Resulta preocupante, sin embargo, que desde algunos ámbitos políticos se intente evitar un debate serio e informado sobre los transgénicos en nuestro país. Un claro ejemplo es lo sucedido recientemente en Cataluña, donde PSC, CiU y PP impidieron que una iniciativa legislativa popular para declarar Cataluña libre de transgénicos, que había recogido más de 100.000 firmas, fuese debatida en el Parlamento Catalán. La plataforma impulsora, Som lo que Sembrem, convocó una movilización con más de 3.000 personas en Barcelona el pasado 28 de junio para protestar por este rechazo [3].

No ha sido la única manifestación contra los transgénicos de los últimos meses. El pasado 18 de abril, se celebró en Zaragoza la mayor movilización contra los transgénicos que se recuerda en Europa, con más de 8.000 personas por una agricultura y una alimentación libres de transgénicos [4].

“Con un amplio rechazo social, que se manifiesta a través de movilizaciones y declaraciones institucionales, el Gobierno no puede seguir defendiendo los intereses de las multinacionales por encima del interés público. Debe seguir el ejemplo de países como Francia o Alemania y prohibir su cultivo también en España” añadió Sánchez.

Para más información:

Teresa Rodríguez, Prensa de Amigos de la Tierra: 680 936 327 – 913069900

David Sánchez, Responsable del Área de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra España, 913069921 - 691471389

Notas:

[1] El mapa y listado con las Zonas Libres de Transgénicos declaradas en todo el Estado está disponible en:ver aquí

[2] Para consultar un mapa con las regiones europeas declaradas libres de transgénicos ver aquí

Hay un listado por países en: http://www.gmo-free-regions.org

[3] http://www.somloquesembrem.org

[4] Hay fotos disponibles en: ver aquí

Fuente: Amigos de la Tierra

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No Safety Assessment of GE Corn by Health Canada - Canada Ignores International Food Safety Guidelines

OTTAWA, Wednesday July 29- Today the Canadian Biotechnology Action Network (CBAN) demanded that the federal government immediately withdraw authorization for 'SmartStax,' a genetically engineered (GE), eight-trait corn, until Health Canada undertakes exhaustive and independent tests.

CBAN made the demand after learning that Health Canada has not assessed the human health safety of 'SmartStax'. Safety assessment of multi-trait crops is part of the guidelines adopted by the Codex Alimentarius-a United Nations body that develops food-safety guidelines recognized by the World Trade Organization (WTO) and used to settle trade disputes.

'SmartStax,' a multi-herbicide tolerant and multi-insecticide-producing corn developed by Monsanto and Dow AgroSciences, has been authorized by the Canadian Food Inspection Agency but not by Health Canada.

"Health Canada did not conduct or require any testing for this new eight-trait GE corn and did not even officially authorize it for release into the food system," said Lucy Sharratt, CBAN's Coordinator. "Health Canada has entirely abdicated its responsibility and just shrugged off the potential health risks of eating eight GE traits in one corn flake."

"Combining many GE traits together can give rise to unintended effects which could adversely affect health, such as creating new allergies or toxins, or exacerbating existing allergies," said Dr. Michael Hansen of the Consumers Union in the US, a leading global expert on the potential health risks of GE.

"This GE crop should have gone through a new safety assessment, as recommended by Codex in its 'Guidelines for the Conduct of Food Safety Assessment of Foods Derived from Recombinant-DNA Plants' adopted in 2003. Codex standards and guidelines are used to settle trade disputes and the lack of a new safety assessment for this GE corn means that other countries could reject 'SmartStax' without running afoul of WTO rules," said Dr. Hansen.

"Canada is ignoring the Codex guideline to test stacked-trait plants - a guideline our government negotiated. Our standards should be at least as high as Codex, if not higher," said Sharratt. "This scandal exposes the deepest and most dangerous nonchalance of Health Canada towards the risks of GE foods and the safety of Canadians,"

"Health Canada is protecting the interests of biotechnology corporations rather than the health of Canadians," said Dr. Shiv Chopra, a former scientific evaluator for Health Canada and whistleblower in Health Canada's review of Monsanto's recombinant bovine growth hormone.

"Releasing 'SmartStax' without evaluating safety, just a day after the release of the blistering report on the listeriosis crisis, confirms deep structural problems and government mis-management of GE foods and crops," said Éric Darier from Greenpeace Canada.

For further information: Lucy Sharratt, Canadian Biotechnology Action Network, (613) 241-2267 ext.6; Michael Hansen, Consumers Union, Cell.: (917) 774-3801, (914) 378-2452; Dr. Shiv Chopra, (613) 692-6104; Eric Darier, Cell.: (514) 605-6497

Lucy Sharratt, Coordinator
Canadian Biotechnology Action Network (CBAN)
Collaborative Campaigning for Food Sovereignty and Environmental Justice
431 Gilmour Street, Second Floor
Ottawa, Ontario, Canada, K2P 0R5
Phone: 613 241 2267 ext.6
Fax: 613 241 2506

Our factsheet and the letter that CBAN sent to Health Canada asking for immediate withdrawal of 'SmartStax' can be found at http://www.cban.ca/content/view/full/487

Join the Global Rejection of GE Wheat! www.cban.ca/GEwheat

Donate today to support the campaign www.cban.ca/donate

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martes, julio 28, 2009

Argentina: El glifosato no es agua bendita


Ante el inicio de la próxima campaña agrícola, el Centro de Protección a la Naturaleza (CeProNat), reitera y advierte sobre el uso de los agrotóxicos. Especialmente, hacemos referencia al herbicida glifosato que,en sus distintas formulaciones o en cócteles peligrosos con otros venenos, es de uso habitual y de preferencia por los agricultores argentinos.

Más de 200 millones de litros de formulados de glifosato se han esparcido sobre campos y poblaciones rurales en la campaña pasada, aún cuando existe suficiente evidencia científica sobre su toxicidad aguda y crónica. Los efectos cancerígenos, acción mutagénica, contaminación de alimentos y persistencia en suelos y cultivos , han sido demostrados en forma fehaciente por numerosas investigaciones en nuestro país y el mundo, incluyendo los últimos aportes del Dr. Andrés Carrasco, Director del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA. En una rara coincidencia con los grupos económicos, ni los gobiernos ni el SENASA han dado acuse de recibo de tales investigaciones.

Entre otras, han cobrado público conocimiento el reciente pedido de informes en la Cámara de Diputados de la Nación, el pedido de reclasificación del Glifosato de diputados santafesinos, la creación de una comisión específica sobre agrotóxicos en el Mterio de Salud de la Nación, el recurso presentado ante la Corte Suprema de Justicia por la Asociación de Abogados Ambientalistas, la prohibición ministerial de plantar soja en instalaciones militares, el Recurso de Amparo protegiendo la salud de la comunidad en San Jorge (Santa Fe), las ordenanzas fijando límites a las fumigaciones alrededor de las áreas urbanas, las publicaciones de científicos nacionales e internacionales, el pedido de la Defensoría del Pueblo de la Nación para suspender su aspersión en las vías férreas y el pedido realizado por la Cámara de Diputados del Chaco al Gobernador para que se prohíba la aplicación de Glifosato y Endosulfan en la provincia.

Estas acciones, que se multiplican día a día en todo el país, permiten avizorar un cambio en este modelo de producción que sólo enferma y mata a nuestra gente y a nuestras tierras.

Desde la campaña "¡Paren de Fumigar!", el Centro de Protección a la Naturaleza pretende, entre otras actividades, la aplicación de la normativa provincial sobre agrotóxicos (Ley N° 11.273) y la suspensión del uso y/o reclasificación de las formulaciones de glifosato. Porque en un país que se supone democrático e inclusivo, antes que el lucro de unos pocos se encuentra la salud de la población y del ambiente.

Comisión Directiva del CeProNat.-
Santa Fe, julio de 2009.-

Fuente: RENACE

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FYI

27 Jul 2009: Biofuel Startup Announces
Huge Yields from Engineered Organism

A Massachusetts company, Joule Biotechnologies, has unveiled what it says is a technological breakthrough that uses genetically engineered organisms, sunlight, water, and concentrated carbon dioxide to produce up to 20,000 gallons of biofuel per acre. The much-watched startup claims that its

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Joule

Joule Biotechnologies, Inc.
secret organisms, coupled with photo bioreactors, not only directly produce an ethanol-like fuel but also secrete the fuel continuously. As a result, Joule officials say, its so-called “helioculture process” can produce up to 20,000 gallons of biofuel per acre — four to 10 times greater than algae-based biofuel experiments — and can do so at $50 per gallon, which is far cheaper than other algal biofuel processes. Independent observers said that while Joule’s technology looks promising, it still faces many hurdles as it attempts to take its breakthrough from the lab and mass-produce fuel. Joule says it will open a pilot plant in the Southwest early next year and commercially produce biofuels by the end of 2010. Joule’s project is one of several well-financed efforts to genetically engineer organisms to produce biofuels.

SOURCE: http://e360.yale.edu/content/digest.msp?id=1989

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lunes, julio 27, 2009

Glyphosate = Roundup



Seeds of information

compiled by GRAIN


“I expected a reaction but not such a violent one”

In April 2009 Andrés Carrasco, an Argentinian embryologist, gave an interview to the leading Buenos Aires newspaper Página 12, in which he described the alarming results of a research project he is leading into the impact of the herbicide glyphosate on the foetuses of amphibians. Dr Carrasco, who works in the Ministry of Science’s Conicet (National Council of Scientific and Technical Investigations), said that their results suggested that the herbicide could cause brain, intestinal and heart defects in the foetuses. Glyphosate is the herbicide used in the cultivation of Monsanto’s genetically modified soya, which now covers some 18 million hectares, about half of Argentina’s arable land. [1]

Carrasco said that the doses of herbicide used in their study were “much lower than the levels used in the fumigations”. Indeed, as some weeds have become resistant to glyphosate, many farmers are greatly increasing the concentration of the herbicide. According to Página 12, this means that, in practice, the herbicide applied in the fields is between 50 and 1,540 times stronger than that used by Carrasco. The results in the study are confirming what peasant and indigenous communities – the people most affected by the spraying – have been denouncing for over a decade. The study also has profound consequences for the USA’s anti-narcotics strategy in Colombia, because the planes spray glyphosate, reinforced with additional chemicals, on the coca fields (and the peasants living among them).

Three days after the interview, the Association of Environmental Lawyers filed a petition with the Argentine Supreme Court, calling for a ban on the use and sale of glyphosate until its impact on health and on the environment had been investigated. Five days later the Ministry of Defence banned the planting of soya in its fields. This sparked a strong reaction from the multinational biotechnology companies and their supporters. Fearful that their most famous product, a symbol of the dominant farming model, would be banned, they mounted an unprecedented attack on Carrasco, ridiculing his research and even issuing personal threats. He was accused of inventing his whole investigation, as his results have not yet been peer-reviewed and published in a prestigious scientific journal.

Carrasco was firm in his response: “When one is dealing with a subject of limited public interest, one can keep the study secret until all the last details have been resolved. But when one uncovers facts that are important for public health, one has an obligation to make an effort to publish the results urgently and with maximum publicity.” Even so, he was clearly taken aback by the strength of the reaction. “It was a violent, disproportionate, dirty reaction”, he said. “I hadn’t even discovered anything new, only confirmed conclusions that others had reached. One has to remember, too, that the study originated in contacts with communities that have suffered the impact of agro-chemicals. They are the undeniable proof of the impact.” He is not intimidated: “If I know something, I will not shut my mouth.”

[1] See: GRAIN, Twelve Years of GM Soya in Argentina – a Disaster for People and the Environment, Seedling, January 2009, http://www.grain.org/seedling/?id=578



SOURCE: http://www.grain.org/seedling/?id=618

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domingo, julio 26, 2009

Monsanto GM-corn harvest fails massively in South Africa


South African farmers suffered millions of dollars in lost income when 82,000 hectares of genetically-manipulated corn (maize) failed to produce hardly any seeds.The plants look lush and healthy from the outside. Monsanto has offered compensation.
Monsanto blames the failure of the three varieties of corn planted on these farms, in three South African provinces,on alleged 'underfertilisation processes in the laboratory". Some 280 of the 1,000 farmers who planted the three varieties of Monsanto corn this year, have reported extensive seedless corn problems.



Urgent investigation demanded


However environmental activitist Marian Mayet, director of the Africa-centre for biosecurity in Johannesburg, demands an urgent government investigation and an immediate ban on all GM-foods, blaming the crop failure on Monsanto's genetically-manipulated technology. Willem Pelser, journalist of the Afrikaans Sunday paper Rapport, writes from Nelspruit that Monsanto has immediately offered the farmers compensation in three provinces - North West, Free State and Mpumalanga. The damage-estimates are being undertaken right now by the local farmers' cooperative, Grain-SA. Monsanto claims that 'less than 25%' of three different corn varieties were 'insufficiently fertilised in the laboratory'.

80% crop failure


However Mayet says Monsanto was grossly understating the problem.According to her own information, some farms have suffered up to 80% crop failures. The centre is strongly opposed to GM-food and biologically-manipulated technology in general. "Monsanto says they just made a mistake in the laboratory, however we say that biotechnology is a failure.You cannot make a 'mistake' with three different varieties of corn.'

LINK: http://www.digitaljournal.com/article/270101

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sábado, julio 25, 2009

Entrevista a Seralini

ENTREVISTA A GILLES-ERIC SERALINI, REFERENTE EUROPEO EN EL ESTUDIO DE AGROTOXICOS “El glifosato estimula la muerte de las células de embriones humanos” Confirmó los efectos letales del herbicida en células humanas de embriones, placenta y cordón umbilical. Alertó sobre las consecuencias sanitarias y ambientales, y exigió la realización de estudios públicos sobre transgénicos y agrotóxicos. Cuando dio a conocer sus investigaciones, recibió críticas y desacreditaciones

Gilles-Eric Seralini es especialista en biología molecular, docente de la Universidad de Caen (Francia) y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Y se ha transformado en un dolor de cabeza para las empresas de agronegocios y los defensores a ultranza de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados –transgénicos–). En 2005 descubrió que algunas células de la placenta humana son muy sensibles al herbicida Roundup (de la compañía Monsanto), incluso en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura. A pesar de su frondoso currículum, fue duramente cuestionado por las empresas del sector, descalificado por los medios de comunicación y acusado de “militante verde”, entendido como fundamentalismo ecológico. Pero en diciembre pasado volvió a la carga; la revista científica Investigación Química en Toxicología (Chemical Research in Toxicology) publicó su nuevo estudio, en el que constató que el Roundup es letal para las células humanas. Según el trabajo, dosis muy por debajo de las utilizadas en campos de soja provocan la muerte celular en pocas horas. “Aun en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, afirmó Seralini a Página/12 desde su laboratorio en Francia. Sus investigaciones forman parte de la bibliografía a la que hace referencia el Comité Nacional de Etica en la Ciencia en su recomendación para crear una comisión de expertos que analice los riesgos del uso del glifosato.

El investigador había decidido estudiar los efectos del herbicida sobre la placenta humana después de que un relevamiento epidemiológico de la Universidad de Carleton (Canadá), realizado en la provincia de Ontario, vinculara la exposición al glifosato (ingrediente base del Roundup) con el riesgo de abortos espontáneos y partos prematuros. Mediante pruebas de laboratorio, en 2005, Seralini confirmó que en dosis muy bajas el Roundup provoca efectos tóxicos en células placentarias humanas y en células de embriones. El estudio, publicado en la revista Environmental Health Perspectives, precisó que el herbicida mata una gran proporción de esas células después de sólo dieciocho horas de exposición a concentraciones menores que las utilizadas en el uso agrícola.

Señalaba que ese hecho podría explicar los abortos y nacimientos prematuros experimentados por trabajadoras rurales. También resaltaba que en soluciones entre 10 mil y 100 mil veces más diluidas que las del producto comercial ya no mataba las células, pero bloqueaba su producción de hormonas sexuales, lo que podría provocar en fetos dificultades en el desarrollo de huesos y el sistema reproductivo. Alertaba sobre la posibilidad de que el herbicida sea perturbador endocrino y, por sobre todo, instaba a la realización de nuevos estudios. Sólo obtuvo la campaña de desprestigio.

En 2007 difundió nuevos avances. “Hemos trabajado en células de recién nacidos con dosis del producto cien mil veces inferiores a las que cualquier jardinero común está en contacto. El Roundup programa la muerte de las células en pocas horas”, había declarado Seralini a la agencia de noticias AFP. Resaltaba que “los riesgos son sobre todo para las mujeres embarazadas, pero no sólo para ellas”.


LEA EL RESTO: http://www.redrural.org.py/V3/2009/entrevista-a-gilles-eric-seralini/

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Estudio argentino pone al glifosato bajo la lupa

Marie Trigona | 21 de julio de 2009

Versión original: Monsanto Soy Herbicide Could Pose Health Risks: Study Released in Argentina Puts Glyphosate Under Fire
Traducción por: María Etchart



Programa de las Américas

Argentina ha visto una explosiòn en su produccion de soja genéticamente modificada (GM) con exportaciones de soja llegando a los 16.5 mil millones de dólares en el 2008. La fértil nación sudamericana es actualmente el 3er mayor productor de soja, detrás de EE.UU. y Brasil. Sin embargo, esta forma de cultivo industrial lucrativo se ha puesto en la mira de los grupos ambientalistas, residentes locales y granjeros tradicionales informando que la soja GM amenaza la biodiversidad, la capacidad del país para auto-abastecerse de alimentos y la salud de comunidades rurales.

Un estudio dado a conocer por Dr. Andres Carrasco informa que Glifosato
provoca defectos de nacimiento. Foto: Marie Trigona.

La crítica al modelo de producción de soja se intensificó recientemente cuando un informe emitido por la más importante Facultad de Medicina demostró que un producto químico líder usado en el cultivo de soja puede ser dañino para la salud humana. El estudio ha alarmado a los que crean las políticas en la nación sudamericana.

Un estudio dado a conocer por un cientifico argentino a principios de año informa que el grifosato patentado por Monsanto bajo el nombre de "Round Up" provoca defectos de nacimiento cuando se aplica en dosis muy inferiores a las que comúnmente se usan en los campos de soja.

El estudio fue dirigido por un importante embriólogo, el Dr. Andrés Carrasco, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires. En su oficina de la más importante universidad del país el Dr. Carrasco me muestra los resultados del estudio, exhibiendo fotos de defectos de nacimiento en los embriones de ranas anfibias expuestas al glifosato. Los embriones de rana cultivados en càpsulas de Petri se veían en las fotos como algo sacado de una película de horror, criaturas con defectos visibles—con un ojo del tamaño de su cabeza, deformaciones en la espina dorsal y riñones no totalmente desarrollados.

"Inyectamos a las células del embrión anfibio con glifosato diluido en una concentración 1.500 veces la que se usa comercialmente y dejamos desarrollarse a los anfibios en condiciones estrictamente controladas." El Dr. Carrasco informa que los embriones sobrevivieron del estado de huevo fertilizado hasta la etapa de renacuajo, pero desarrollaron defectos obvios que comprometerían su capacidad de vivir en sus habitats normales.

Señalando las fotos a color extendidas sobre su escritorio, el Dr. Carrasco dice: "Sobre el lado en que la célula contaminada fue inyectada, Ud. puede ver defectos en los ojos y defectos en el cartílago."

Durante los últimos 15 meses, el equipo de investigación del Dr. Carrasco documentó reacciones de embriones al glifosato. El estudio embriológico está basado en la premisa de que todos los animales invertebrados comparten un diseño común durante las etapas de desarrollo. Esta aceptada premisa científica significa que las células embrionarias humanas expuestas al glifosato, aún en bajas dosis, también sufrirían de defectos.

"Cuando un campo es fumigado por un avión, es dificil medir cuánto glifosato permanece en el cuerpo", dice el Dr. Carrasco. "Cuando uno inyecta la célula embrionaria con glifosato uno sabe exactamente cuánto glifosato uno está poniendo dentro de una célula y uno tiene un estricto control."

El glifosato es el herbicida más vendido en el mundo y es ampliamente usado en el cultivo de soja en Argentina. El monocultivo de soja está en más de 42 millones de acres en campos en Argentina y es rociado con más de 44 millones de galones de glilfosato anualmente. Es parte de un paquete tecnológico vendido por Monsanto que incluye semillas GM Round Up Ready para tolerar el herbicida glifosato. Esto permite a los cultivadores fumigar directamente sobre las semillas de soja GM, matando a las hierbas cercanas sin afectar la cosecha. En invierno, las cosechas son fumigadas para matar las hierbas y luego se plantan las semillas sin tener que arar el suelo, un proceso al que comúnmente se lo llama "agricultura sin labranza". Cerca del 95 porciento de los 47 millones de toneladas de soja cosechadas en Argentina en 2007 fueron genéticamente modificada, adoptando la tecnología Round Up Ready comercializada por Monsanto.

El estudio sobre el agroquímico de alta venta ha alarmado a los que crean políticas, tanto así que el Dr. Carrasco ha recibido amenazas anónimas y líderes de la industria demandaron acceso a su laboratorio inmediatamente luego de conocido el estudio. El líder de la industria Monsanto se negó a conversr con Americas Program para este artículo, pero en un comunicado de prensa en su sitio en la red, la compañía dice que el "grifosato es seguro".



http://www.ircamericas.org/esp/6280

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jueves, julio 23, 2009

Árboles transgénicos: cuando los científicos se convierten en publicistas


Por Ricardo Carrere

El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) tiene por mandato proteger la biodiversidad del mundo. Las fuertes campañas de un número cada vez mayor de ONGs y organizaciones de pueblos indígenas han planteado los peligros que representan los árboles genéticamente modificados para la diversidad biológica de los bosques. El Convenio se ocupó de este problema y, luego de discutirlo, decidió que era necesario tomar medidas precautorias antes de autorizar la introducción de dichos árboles en el ambiente.

La posición del CDB fue recibida con agrado por las organizaciones que se preocupan por la suerte de los bosques del mundo y de sus pobladores, pero está siendo fuertemente resistida por quienes ganarían con el negocio de los árboles transgénicos.

Un artículo recientemente publicado por cuatro científicos que están a favor de los árboles transgénicos muestra cuán anticientíficos pueden llegar a ser algunos con tal de defender sus argumentos. Los autores son Stephen Strauss, Huimin Tan, Wout Boerjan y Roger Sedjo y el título en inglés es “Strangled at birth? Forest biotech and the Convention on Biological Diversity Nature Biotechnology”.(1)

Se trata de un artículo bastante largo y detallado, lo cual muestra la importancia que concede el lobby de los árboles transgénicos a la posición del CDB a este respecto. Por otro lado, también muestra a qué extremos están dispuestos a llegar sus autores para defender su posición. Lo que sigue es sólo algunos ejemplos que ilustran este punto, pero invitamos a las personas interesadas en el tema a analizar el texto completo, que encontrarán en http://www.globaljusticeecology.org
/stopgetrees_news.php?ID=294.

El título intenta hacer creer que los árboles transgénicos han sido “estrangulados al nacer” por el CDB. Sin embargo, los autores olvidan decir que al menos 20 países realizan investigaciones sobre este tema y que ya hay ensayos de campo en 11 países o más (por más información, ver http://www.wrm.org.uy/subjects/GMTrees
/Information_sheets.html). Lo que está haciendo el CDB es simplemente aplicar el principio de precaución para evitar la posibilidad de que los árboles transgénicos tengan impactos irreversibles sobre la diversidad biológica. Es decir que el CDB se está limitando a cumplir con su misión.

En realidad, lo que dice el artículo refuerza la posición del CDB. Strauss y los demás le dan los argumentos necesarios.

Ellos dicen que “Las preocupaciones con base científica más creíbles referentes a los árboles transgénicos son quizás las relacionadas con su potencial de gran dispersión de semillas y polen cuando se les permite florecer”. Y agregan que “La mayoría de los científicos están de acuerdo en que, hasta tanto no se desarrollen genes que impidan la contaminación transgénica, que sean socialmente aceptables y de eficacia comprobada en el terreno, seguramente habrá cierto grado de dispersión de genes – ya sea a través del polen, de las semillas o de propágulos vegetativos – en la mayoría de las especies forestales. Además, la dispersión puede cubrir grandes distancias, del orden de varios kilómetros o más” (énfasis agregado). Para empeorar aún más las cosas, añaden que “El escaso nivel de domesticación de la mayoría de las especies arbóreas contribuye a este problema, dado que los propágulos suelen ser lo bastante aptos como para sobrevivir en entornos silvestres”.

Lo anterior bastaría a la mayor parte de los científicos para hacerlos desistir de una actividad tan peligrosa, pero no a Strauss y sus colegas.

Entre los muchos argumentos que utilizan para justificar su investigación y sus ensayos al aire libre, el siguiente es un buen ejemplo de su enfoque anticientífico. Dicen que “muy pocas de las especies transgénicas que se están desarrollando con fines comerciales son sexualmente compatibles con los bosques silvestres, o serán usadas en o cerca de bosques silvestres, por lo cual será muy excepcional que haya un grado significativo de introgresión de transgenes en los genomas de árboles silvestres, al punto de que se vuelvan comunes en los ecosistemas silvestres” (énfasis agregado).

Si bien estos cuatro hacen hincapié en que son científicos – y lo hacen de punta a punta del artículo – para probar que tienen razón en todo lo que dicen, el párrafo mencionado prueba exactamente lo contrario: una actitud totalmente anticientífica.

1) La diferencia entre hipótesis y hechos se desvanece y las primeras se muestran como sinónimos de los segundos. Pruebas:

– La ciencia no puede saber si las especies transgénicas “serán usadas en o cerca de bosques silvestres”, porque son los gobiernos y las empresas quienes lo decidirán.
– La ciencia no puede saber si “será muy excepcional que haya un grado significativo de introgresión de transgenes en los genomas de árboles silvestres”.
– No está cuantificado el significado de “muy excepcional” ni de “un grado significativo”.

2) Existe una confusión entre especies y bosques.

– Las especies transgénicas pueden ser sexualmente compatibles o incompatibles con las especies naturales, pero no con los “bosques silvestres”.
– El empleo del término indefinido “bosques silvestres” puede significar que se están refiriendo únicamente a la contaminación de especies que viven en bosques “primarios”, y no a las especies mismas.

3) Se esconden las pruebas existentes

– El género más comúnmente manipulado genéticamente es el álamo (varias especies). Sin embargo, el artículo no menciona que ya hay pruebas de contaminación transgénica de álamos “silvestres” (nativos) en China.
– El artículo no menciona que los otros dos árboles principales que son objeto de manipulación genética son el pino (que crece en muchos bosques “silvestres” del mundo entero) y el eucalipto (nativo de Australia y plantado en muchísimos países del mundo). En los dos casos, la dispersión de polen y semillas sería inevitable y ningún científico puede probar que los bosques de eucaliptos de Australia estarían a salvo de la contaminación transgénica.
– Los autores dicen que “es probable que la superficie plantada con especies forestales transgénicas sea relativamente pequeña; las plantaciones forestales comprenden sólo alrededor del 5% de la cubierta forestal mundial”. Olvidan mencionar que, según la FAO, las plantaciones cubren un total de... ¡270 millones de hectáreas! Describir esta superficie como “relativamente pequeña” es anticientífico, por no decir más.

Ejemplos de este tipo abundan en el artículo, aunque el siguiente es quizás uno de los más ilustrativos: “... las especies de árboles silvestres podrían sacar provecho de algunos tipos de árboles transgénicos, por ejemplo, un árbol silvestre podría adquirir un rasgo que mejore su resistencia al estrés y, de este modo, volverse resistente a nuevas formas de estrés biótico o abiótico, quizás provocadas por un rápido cambio climático”.

Obviamente, lo anterior equivale a reconocer que, si se autoriza la plantación de árboles transgénicos, habrá contaminación. Pero, al mismo tiempo, es difícil comprender – a menos que los autores cuenten con un doctorado en futurología – cómo puede determinar la ciencia si los árboles “silvestres” se beneficiarán o no con la adquisición de nuevos rasgos, o si acaso las especies con “mejor resistencia” no pondrán en peligro la diversidad biológica, precisamente a causa de ese nuevo rasgo.

Resumiendo, el artículo termina demostrando que los argumentos de las ONG para pedir la prohibición de los árboles transgénicos son científicamente correctos, y contribuye a justificar el enfoque precautorio solicitado por el CDB.


(1) Strangled at birth? Forest biotech and the Convention on Biological Diversity
Nature Biotechnology 27, 519 - 527 (2009). Steven H. Strauss, Huimin Tan, Wout Boerjan & Roger Sedjo.

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Agrocombustibles en Brasil

Monsanto arrebata la producción de etanol

Terra do Direitos / La Jornada del Campo


Brasil es mundialmente considerado un caso ejemplar y “camino hacia delante” cuando se habla del éxito de los agrocombustibles. Lástima que los gobiernos que afirman eso para promover en sus países el modelo brasileño insistan en desconocer el alto costo social y ambiental del modelo de etanol de caña. Los movimientos y organizaciones sociales de Brasil se oponen a la idea de que se clasifique como “limpia” la energía generada por la caña, pues sus impactos sociales y ambientales son cada vez más devastadores.

En Brasil, hace más de 30 años utilizamos regularmente el etanol de caña de azúcar como combustible, tanto puro como aditivo en proporción de 25 por ciento mezclado en toda la gasolina comercializada en el país. Además las exportaciones de etanol del país son las mayores del mundo y crecen año con año –sumaron 5.16 mil millones de litros en 2008, 47 por ciento más que los 3.5 mil millones de 2007–; este comercio lo operan empresas como Archer Daniels Midland (ADM) y Bunge, que se disputan el control del mercado. El principal destino de exportación es Estados Unidos.

También utilizamos el bagazo de caña (la biomasa que queda después de moler) para generar bioelectricidad y recientemente fue inaugurada una biorefinería pionera, que hace plástico de caña. Crece tanto la agroenergía que en 2008 la generada a partir caña de azúcar ya es la segunda fuente de energía más importante del país (representa 16 por ciento del total); está después del petróleo (que aporta 36,7 por ciento) y por encima de la hidroelectricidad (14,7 por ciento).

Los movimientos y organizaciones sociales de Brasil se oponen a la idea de que se clasifique como “limpia” la energía generada por la caña, pues sus impactos sociales y ambientales son cada vez más devastadores.

Al final, ¿cuál es el modelo que sustenta el gigantesco motor económico del etanol de caña Made in Brazil?

La caña es un cultivo estrella entre los agrocombustibles y en buena medida esto tiene que ver con que es el más avanzado en la transición a los llamados “biocombustibles de segunda generación”, el etanol celulósico. La caña sigue creciendo y ocupando las mejores tierras. Líder en los cultivos en expansión, avanzó 8.6 por ciento en superficie entre 2007 y 2008 para sumar casi siete millones de hectáreas. La producción es una agroindustria basada en grandes haciendas, siempre integradas a los grupos económicos poderosos. Con la estrategia de que el país permanezca como puntero en la exportación, se están creando cárteles, regiones de control de cada empresa o fondo de inversión ligado a un grupo de plantas industriales, cada una con áreas de 200 mil a 500 mil hectáreas. Es algo de escala industrial y cada vez más masivo para atender el mercado externo.

Si es cierto que cuando hay humo, hay fuego, también donde hay caña, hay cañaverales... Y luego, transnacionales.

Del lado del mercado de combustibles –en este caso, de etanol– la multinacional estadounidense Monsanto anunció en noviembre del año pasado que adicionó la caña de azúcar a su línea de negocios principales; señaló que: “junto con la soya, el sorgo y el algodón, la caña de azúcar es ahora una commodity global”; hoy la demanda por etanol de caña ha sobrepasado la producción.

Este anuncio de Monsanto se dio luego de la compra, por 290 millones de dólares, de dos compañías de biotecnología hasta entonces brasileñas: CanaVialis, SA, de tecnología de semillas de caña de azúcar. que es la mayor empresa privada mundial en esa área, con contratos con 46 ingenios de Brasil que producen en un área de 1.1 millones de hectáreas, cerca de 20 por ciento del total del área nacional de caña, y Alellyx, SA, una compañía de genética aplicada que se dedica al desarrollo de variedades de caña de azúcar y de eucalipto transgénico. Las dos empresas tenían contrato con Monsanto desde 2007 para desarrollar caña transgénica RR, tolerante al herbicida Round up Ready de Monsanto. La empresa afirma que pretende utilizar la tecnología desarrollada por las empresas brasileñas, que se suman a sus conocimientos en el área, para colocar en el mercado mundial semillas de caña de azúcar de mayor productividad para 2016.

Es grave que se exporte este modelo brasileño como algo especial, cuando no es otra cosa que más de lo mismo: agronegocio, monocultivo y trasnacionales. Lo que también preocupa es que el cultivo de los agrocombustibles constituye, como ya se ve con la caña, una nueva y gigantesca frontera para expansión de transgénicos, cuyos riesgos e impactos preocupan y generan rechazo cada vez más generalizado, y que erosionan más y más la soberanía sobre los recursos estratégicos.

Existe información bien documentada y declaraciones públicas, además de investigaciones, videos y denuncias con los cuales los movimientos campesinos, organizaciones ambientalistas, grupos de derechos humanos, sindicatos, universidades e iglesias del país vienen en conjunto rechazando la imagen verde que Brasil vende al mundo sobre el etanol que produce.

El etanol de Brasil es visto por la sociedad civil brasileña como símbolo de degradación ambiental : encarecimiento y especulación con la tierra causada por la expulsión de los campesinos de superficies agrícolas, contaminación de suelos y uso excesivo de agua, incremento en el uso de pesticidas, emisiones y humo con las quemas –lo que hace que en regiones de grandes áreas con plantaciones (como el estado de San Paulo) se presenten enfermedades respiratorias en la población en general además de afectar a los trabajadores.

Desde el punto de vista social, del trabajo y del empleo, solamente 25 por ciento de la caña es cosechada mecánicamente, 75 por ciento del área de más de siete millones de hectáreas es cortada a mano, con un ejército de trabajadores jóvenes y migrantes sometidos a empleos precarios, muchas veces en condiciones degradantes y no es raro encontrar casos de trabajo esclavo o de peonaje por deuda.

A partir de nuestra experiencia concreta de los impactos en nuestro territorio, en Brasil hemos discutido mucho, y lo seguimos haciendo entre las organizaciones y movimientos críticos, para definir con claridad las condiciones que deberían tener formas “alternativas” del uso de la biomasa. Creemos que sí es posible trabajar con agroenergía en pequeña escala y con la lógica de autoabastecimiento y para mercados locales, pero ese proceso debe estar inserto en un marco más profundo de debatir en conjunto otro modelo energético y de sociedad, con una drástica reestructuración de prioridades.

Sin otra orientación, utilizar la agroenergía para abastecer este mismo modelo industrial agroexportador que sustenta esta sociedad moderna y consumista que ha generado el cambio climático, sólo nos puede llevar a que la medicina sea peor que la enfermedad. No podemos correr más riesgos. Hay que buscar soluciones reales, principalmente que sean a escala humana.

Lamentablemente, la tendencia general es que se venda la energía limpia y “alternativa” más como un negocio, sin discutir sobre su producción y aplicación y dejando, sobretodo, que los actores corporativos usuales de la agricultura se sigan apropiando y logrando controlar desde su origen los procesos productivos, como hace ahora Monsanto con la agroenergía.

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Vuelve al trillo

Monsanto retoma viejos planes con trigo transgénico

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Hace cinco años la noticia fue recibida con beneplácito por productores y consumidores. Luego de casi tres años de debates y denuncias, la corporación semillera Monsanto anunciaba en mayo de 2004 que suspendía todos sus experimentos con semillas de trigo transgénico y dejaba de lado sus intentos de desarrollar nuevas variedades.

En aquel momento se habló de victoria ambiental y de la incidencia que podían llegar a tener los productores sobre las políticas corporativas, pero hechos más recientes tal vez demuestren que sólo se trató de un repliegue táctico.

El martes pasado en las oficinas de Monsanto en la ciudad estadounidense de Kansas se anunció la compra por 45 millones de dólares de una empresa especializada en estudios genéticos con trigo, llamada WestBred LLC.

Los ejecutivos que participaron en la conferencia afirmaron que a pesar de tratarse de una firma de pequeña escala, WestBred LLC ha logrado avances en las investigaciones de este cereal que finalmente terminarán siendo “muy rentables” para Monsanto.

Carl Casale, vicepresidente ejecutivo de Monsanto, explicó que los planes estarán enfocados en desarrollar variedades de trigo más resistentes a la sequía y las plagas, y que la adquisición generará un “cambio radical en el rendimiento” de las semillas de trigo. Los nuevos productos estarán a disposición de los agricultores “a mediados o finales de la próxima década”, según anunciaron.

Mientras Monsanto avanza con sus peligrosos negocios, las señales de rechazo a sus políticas siguen siendo moneda corriente en todo el mundo. Días atrás, la autora francesa del libro “El mundo según Monsanto: de la dioxina a los OGM”, Marie-Monique Robin, señaló en una entrevista con el diario mexicano La Jornada que la empresa estadounidense gasta fortunas para “desinformar de manera sistemática”, y que actualmente estamos en una “guerra de información” contra Monsanto.

En Brasil, en tanto, están denunciando a los grandes fabricantes de agrotóxicos por “boicotear” las revisiones de los productos que fabrican y venden. Las empresas Bayer, Syngenta, Monsanto y Dupont están obstruyendo el trabajo de la justicia ante el temor de que pueda prohibir la comercialización de algunas variedades de semillas, según señala un comunicado del Sindicato Nacional de Trabajadores de Investigación y Desarrollo Agropecuario (Sinpaf por sus siglas en portugués).

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miércoles, julio 22, 2009

POISONING THE PLANET


Changing our purchasing habits to “organic” or “fair trade” is not enough. We must actively seek solidarity with those small farmers who are refusing to co-operate with the agribusiness paradigm.

By Miguel A. Altieri

In 2007, genetically modified (GM) crops were grown on 114.3 million hectares worldwide. Of the twenty-three countries which grow GM crops, Argentina and Brazil are the major players in South America , though the cultivation of transgenic crops is also expanding in Bolivia and Paraguay . The biotech industry claims that GM crops have met the expecta­tions of millions of farmers in devel­oping countries, delivering benefits to consumers and society through more affordable food that requires less pesti­cides to grow and hence leads to more sustainable farming.

What corporations fail to mention is that Roundup Ready (RR) soybean accounts for 70% of all GM crops and is tolerant to Monsanto's Roundup herbicide, glyphosate. Much of the soybean crop is grown by large-scale farmers for biodiesel and for export as animal feed to China and Europe . The impacts of soybean expansion in South America go beyond the typical effects of monocultures heavily sprayed with herbicides, but include deforestation, soil fertility mining, food insecurity and the expulsion of small farmers, thus exacerbating rural conflicts.

The expansion of soybean farming is accompanied by massive transporta­tion infrastructure projects that lead to the destruction of natural habitats over wide areas, well beyond the deforesta­tion directly caused by soybean cultiva­tion. In Brazil , soybean profits justified the improvement or construction of industrial waterways, railway lines and an extensive network of roads. These in turn have attracted logging, mining, ranching and other practices with severe impacts on biodiversity. The Rosario region on the Parana River in Argentina has become the largest soya agro-industrial processing area in the world, with all the environmental im­pacts that such infrastructure entails.

Soybean occupies the largest area of any crop in Brazil (14.5 million hec­tares). In Argentina about 16 million hectares are devoted to soybean, and the total production is more than 40 million tonnes. In Paraguay soybeans occupy more than 25% of all agricul­tural land. Soya cultivation has already resulted in the deforestation of 21 million hectares of forests in Brazil , 14 million hectares in Argentina , 2 mil­lion hectares in Paraguay and 600,000 hectares in Bolivia . In response to glo­bal market pressure for biofuels, Brazil alone will likely clear an additional 60 million hectares of land in the near fu­ture to grow more soybean for biodie­sel, and sugar cane for ethanol.

Soybean expansion also leads to extreme land and income dispar­ity. In Brazil , soybean cultivation dis­places eleven agricultural workers for every one who finds employment in the sector. Yearly, millions of people are displaced by soybean production, and these landless people move to the Amazon and other regions, where they clear pristine forests. In Argentina the situation is quite dramatic, as 60,000 farms went out of business while the area of GM soybean almost tripled. In one decade, the area of soybean cul­tivation increased by 126% at the ex­pense of dairy, maize, wheat and fruit production. For the country, this means more imports of basic foods, creating a loss of food sovereignty, and for poor small farmers and consumers, only in­creased food prices and more hunger.

As the cultivation of soybean rap­idly expands, so does glyphosate use. In southern Brazil , for every kilo re­duction of non-glyphosate herbicide during the period of expansion of GM soybean cultivation, the use of glypho­sate increased by 7.5 kilos. In Argenti­na , Roundup applications reached the equivalent of an estimated 160 million litres in the 2004 growing season, and herbicide usage is expected to increase as weeds start developing resistance to Roundup.

A recent study by Brazilian re­searchers found thirteen weed spe­cies that have developed resistance to glyphosate. In Argentina, resistant bio­types of Johnson grass, Ipomoea species and other weeds are also emerging, creating a typical treadmill in which glyphosate generates weeds that are harder to control, in turn requiring increased amounts of other herbicides such as 2,4-D. Instead of reducing the need for agrochemicals as proponents once claimed, GM technology has in­creased their use.

Biotech companies claim that her­bicides should not pose negative ef­fects on humans or the environment. In practice, however, the large-scale plant­ing of GM crops encourages aerial ap­plication of herbicides and only 1% of what is sprayed reaches the crop — the rest ends up in the soil and water. The agribusiness companies contend that glyphosate degrades rapidly in the soil, does not accumulate in ground water, has no effects on non-target organisms, and leaves no residue in foods and wa­ter or soil, yet glyphosate has been re­ported to be toxic to some non-target species in the soil including beneficial predators such as spiders, mites, cara­bid and coccinellid beetles, detritivores such as earthworms, and mycorrhizae and other microfauna, as well as to aquatic organisms including microbial communities, frogs and fish.


Research has shown that glypho­sate seems to act in a similar fashion to antibiotics, altering soil biology in as yet unknown ways and causing ef­fects such as reduction of the ability of soybeans, clover and other legumes to fix nitrogen, and the rendering of bean plants more vulnerable to disease. During the first year of glyphosate applica­tion on RR soya, a severe sudden death syndrome epidemic occurred (an in­fection by the fungus Fusarium solani) in several RR cultivars, resulting in reduc­tion of the growth of beneficial soil-dwelling mycorrhizal fungi, and other changes to the microbial community.


All these effects can alter nutrient cycling and other important processes in the soil, thus reducing plant growth and health. In a study using outdoor tanks, researchers found that even when applied at concentrations that are just a third of the maximum rec­ommended concentrations, glyphosate killed 98% of all tadpoles within three weeks and 79% of all frogs within one day.


Researchers have also shown that the reduction of weed biomass and flowering and seeding parts under herbicide-resistant crop management causes changes in insect availabil­ity with knock-on effects resulting in abundance reduction of several beetles, butterflies and bees. Counts of preda­cious carabid beetles that feed on weed seeds were smaller in transgenic crop fields. The number of invertebrates that are food for mammals, birds and other invertebrates were also found to be generally lower in herbicide-resistant crop fields. The absence of flowering weeds in transgenic fields can have se­rious consequences for pollinators but also for pests' natural enemies, which require pollen and nectar for survival; this in turn can lead to enhanced insect pest problems.


The expansion of soybean mono­culture threatens the ecological integ­rity and food sovereignty of countries as well as the rights of Indigenous and rural communities. This industrial ag­ricultural model violates economic, social, cultural and environmental rights and, as it expands, its destructive methods of operation degrade the en­vironment through deforestation, soil erosion and contamination of water bodies and push farmers out of their lands, resulting in rural migration and further impoverishment of rural popu­lations. The soya agro-industry is actu­ally expanding and becoming stronger through the growing markets for pro­cessed foods, industrial livestock and the production of biodiesel demanded by the North.


Rural social movements such as Via Campesina and Movimiento Socialists de Trabajadores (MST) reject corporate attempts for continual expansion of GM soya monoculture. Farmers' mo­bilisations have led to destruction of soybean fields and occupation of cor­porate facilities. For example, Syngenta Seeds' experimental research centre in Parani was taken over by MST in March 2006 after they discovered that the company was illegally growing GM soybeans within the boundary zone of Igua~u National Park.


The expansion of agricultural bio­technology into South America is exac­erbating agrarian conflicts and historic tensions over land. More mobilisation of rural movements can be expected, as the “grassroots” oppose the advance of biofuel agribusiness and GM tech­nology. Industrial farming threatens biodiversity and native seed varieties, violating the rights of consumers and small farmers by contaminating con­ventional and organic crops.


If consumers in the North of the world want to continue enjoying their fair trade coffee and bananas, as well as the “good, clean and fair food” from the South, they had better find ways to directly support these grassroots mo­bilisations, otherwise small farmers and the food they grow are in danger of genetic pollution and possible ex­tinction. Third World Network Features

-ends-


About the writer: Miguel A. Altieri is a lecturer in agroecology at the University of California , USA .

The above article is reproduced from the UK-based Resurgence, No. 254 May/June 2009. It is an edited extract from The Slow Food Almanac 2008. (www.slowfood.com)

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martes, julio 21, 2009

Biomass Power Grab Highlighted as Biotech Industry Meets in Montreal


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News Release
Biofuelwatch / ETC Group / Greenpeace


BIOMASS POWER GRAB HIGHLIGHTED
AS BIOTECH INDUSTRY MEETS IN MONTREAL


Montreal- July 21 2009 -- As hundreds of delegates gathered for the Sixth Annual Conference on Industrial Biotechnology and Bioprocessing at Palais des congrès in Old Montreal, a group of NGOs held an early morning press conference across the street. Greenpeace, ETC Group and Biofuelwatch joined forces to warn that the “green” energy of the biotech industry was mostly hype, that governments should not add to their already generous subsidies of the industry and that the feedstock on which it is all based – so called “biomass” – is neither plentiful nor easily converted into renewable chemicals, plastics and fuels.

Jim Thomas, a researcher from ETC Group, charged that behind the thin, green veneer of clean energy and renewable plastics, Big Bio is, in fact, engaged in a huge industrial power grab: “The Gene Giants’ control over the smallest components of life such as DNA has now become much more rapid and sophisticated with billions of dollars being invested in new technologies such as metagenomics and synthetic biology. Twenty-five percent of the world's so-called biomass has already been commodified. Now industry is going after the remaining seventy-five percent. The quest for greater quantities of plant cellulose – the most abundant organic material on earth – will make nature reserves and marginal lands more commercially valuable than ever before. Three years ago, NGOs warned that the demand for corn ethanol would lead to higher food prices and hunger. We were right. And today we’re warning that this massive biomass-grab will bring about similarly devastating consequences for people – especially in the Third World, because that is where these companies will look when there’s no more feedstock closer to home.”

Rachel Smolker from UK-based Biofuelwatch challenged the companies present at the BIO Conference to ask themselves a fundamental question: “Is there enough biomass out there for the all the purposes being envisaged? The answer is a resounding no.” She cited targets and figures for biomass-use being used by governments and industry to prove the point: The U.S. has adopted a target of 36 billion gallons of biofuels per year by 2022, claiming there is 1.3 billion tons of available biomass. Yet by some analyses, this would require mowing down 80% of the available biomass from agricultural, forest and grass lands! And this is just one target. The U.S. air force has set itself a goal of replacing 25% of its fuel demand with biofuels, and commercial aviation is following suit. The chemicals industry has set a target of replacing 10% of its feedstocks with biomass as well. Meanwhile, policy measures intended to support the development of renewable energy (electricity and heat) are largely (about 70 percent of subsidies) translating into co-firing of biomass with coal and other biomass technologies. These combined targets are entirely unsustainable, especially in light of the need to feed a growing population, declining ecosystems and soil and water degradation.

Eric Darier, Director of Greenpeace Quebec, urged governments and private investors to approach the BIO lobby with great caution and to resist blindly jumping on the “innovation bandwagon:” “We need to support and apply the precautionary principle as recognized in international law and conduct vigorous and independent life cycle analyses before declaring any technology ‘green.’” Darier denounced the lack of public participation in debates over biotech and questioned our ability to ensure independent scientific expertise to properly check industry’s claims. “This will require a full strategic assessment of each technology as it is being developed. If not, we shall be left to clean up the mess decades from now, just as we are doing with toxic chemicals and pesticides today.”

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NGOs Denounce Corporate Greenwashing


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Press Release and Media Advisory

NGOs Denounce Corporate Greenwashing:
‘No to Dubious Biotech-fixes for Climate Change’


Montreal, 16 July 2009. Several groups including Greenpeace, ETC Group and Biofuelwatch are warning that the biotech lobby will mount a major green-washing public relations exercise during the Sixth Annual Conference on Industrial Biotechnology and Bioprocessing that will be held at the Palais de congrès (19-22 July 2009).

During the Conference, the biotech industry will present various untested biotechnology innovations as solutions to climate change. “The biotech industry is seeking massive public and private investment for their untested technologies, whose health and environmental impacts have not been fully examined. Rather than be duped by yet another green mirage, governments should invest in real solutions to climate change and get serious about reducing CO2 emissions and commit to solutions that we know work -- like energy saving,” says Eric Darier, Director of Greenpeace in Quebec.

The new face of the biotech industry is being made over using nanotechnology and synthetic biology to produce cosmetically “clean energy” that will replace fossil fuels. “Technologies which transform plant cellulose into fuel are part of a massive industrial grab on ‘biomass’ – basically all living matter now found in forests, agricultural land and even our oceans,” claims Jim Thomas from the international new-technology watchdog, ETC Group. “The consequences on biodiversity, sustainable agriculture, farmers and forests world-wide are devastating.”

“Proponents of these technologies assume there is enough biomass to feed and fuel an expanding population. But the demand for plant biomass will be so vast it threatens to defoliate the surface of the planet just as we are recognizing the critical role of ecosystems in regulating climate,” explains Rachel Smolker, PhD, of Biofuelwatch. “The problems with corn ethanol, which NGOs warned about three years ago, were only the tip of the iceberg!”

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jueves, julio 16, 2009

Nota de Monsanto

Monsanto invierte en el desarrollo de nuevas tecnologías para el trigo con la adquisición de WestBred Business

La compañía Monsanto (NYSE: MON) ha anunciado la expansión de su sólido portafolio de semillas con la inclusión del trigo. La empresa ha adquirido los activos de WestBred, LLC, una compañía situada en Montana especializada en el germoplasma de trigo, es decir, el material genético de este cultivo. La inversión reforzará el futuro crecimiento de la plataforma de semillas y biotecnología de Monsanto y permitirá a los agricultores beneficiarse de la experiencia de la compañía en innovaciones como la resistencia a sequía, enfermedades y plagas.

“La industria del trigo de los Estados Unidos ha coincidido en la necesidad de invertir en nueva tecnología, creemos que tenemos tecnologías capaces aportar un valor añadido, como nuestros genes de tolerancia a la sequía y de mejora de rendimiento, que pueden lograr cambios significativos para los productores de trigo cada temporada”, dijo Carl Casale, Vicepresidente Ejecutivo de Estrategia Global y Operaciones de Monsanto. “A través de WestBred, seremos capaces de lograr grandes avances en la mejora tradicional y la biotecnología, lo que nos permitirá lograr un cambio radical en el rendimiento, creando al mismo tiempo una plataforma para nuevas alianzas y oportunidades de colaboración para aportar valor añadido a los agricultores.”

WestBred, propiedad indirecta de Barkley Seed, Inc., es una empresa privada de primera línea dedicada al germoplasma de trigo en todas sus variedades en los Estados Unidos. La capacidad actual para la mejora tradicional y las operaciones comerciales de WestBred se convertirán en una pieza clave para la plataforma de trigo de Monsanto. Adicionalmente, Monsanto buscará alianzas públicas y privadas para contribuir a desarrollar los productos que cumplan con las expectativas de los agricultores.



http://www.monsanto.com/wheat/

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Europa: ¡Quitad las manos de nuestro arroz!


En las próximas semanas, la Unión Europea decidirá si el arroz transgénico puede o no introducirse en los países de la UE, aparecer en las estanterías de los supermercados y acabar en nuestros platos de comida. Firma la petición.

El arroz es el alimento diario de la mitad de la población mundial. La mayoría de los países han rechazado la experimentación con el cultivo básico más importante del mundo. Actualmente, el arroz transgénico no se comercializa en ninguna parte del mundo, sin embargo, Bayer la multinacional alemana, ha manipulado genéticamente una variedad de arroz para que soporte grandes cantidades de un pesticida muy tóxico llamado glufosinato, que se considera tan peligroso para los seres humanos y el medio ambiente que próximamente será prohibido en Europa.

En las próximas semanas, la Unión Europea decidirá si el arroz transgénico puede o no introducirse en los países de la UE, aparecer en las estanterías de los supermercados y acabar en nuestros platos de comida. Si la Unión Europea aprueba la importación del arroz transgénico de Bayer, pronto agricultores de Estados Unidos comenzarán a cultivar y manipular los cultivos.

En este enlace puedes firmar nuestra Petición a los Gobiernos y ver nuestro nuevo vídeo "la nueva amenaza: el ministerio del arroz". Son menos de dos minutos y merece la pena: es interesante y muy divertido, al estilo de los anuncios educativos de los años '40 en EEUU.

Siéntete libre de divulgar esta iniciativa, bien reenviando este correo o al menos el enlace para la firma de la Petición y la película.

Más información sobre el arroz transgénico en este enlace .
Puedes bajarte el informe "El doble problema de Bayer" en este enlace .
Puedes escuchar el programa de Radio Enlace "No toques nuestro arroz" en esta página(pinchando en DESCARGAR). Es una divertida entrevista, con música y humor.

Greenpeace España
Campaña contra los transgénicos

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